Diario de Marcus Dryden 1

Maldita sea. Por aquí todos están metidos en las drogas.
Por mucho que intentamos reprimirlo, no llegamos a ninguna parte.
Mmm, en un mundo como este, Los Vigilantes no tienen nada que hacer.
El pobre diablo al que amonestaron hoy no podía ni pagar la multa.

Bueno, para comprar porquerías sí que le alcanzaba el dinero.
Apuesto a que no tienen ni idea de que ese dinero que usan para comprar droga termina en mis bolsillos.
Les hago comprarla y gano, luego los multo por tenerla y vuelvo a ganar.
Y cuando finalmente se las incautamos, ya tengo más para vender otra vez. ¿Ves el plan?

Ellos son unos idiotas, y yo un genio. Nacer con poco cerebro es un pecado, ¿no lo sabías?
¿Lo entiendes? Esta isla es, para mí, como una caja de arena para jugar.

Esos imbéciles ni se imaginan que quien distribuye la droga y quien la regula soy yo.
Mejor que vivan y mueran sin saberlo.
Si dejara que se enterasen, seguro que reclamarían sus inmundos derechos.