Diario de Bjorn Seligson 2

Este lugar está maldito.
No, los malditos somos yo y .

Hace milenios, cuando esta tierra
aún albergaba un castillo gigante que parecía rozar el cielo...

apareció de repente.

El cielo se quebró, cayó miserablemente,
y nuestra estirpe, que observaba al pueblo desde las alturas,
salió huyendo como cobardes.

Pero yo —no, solo mi ancestro—
no abandonó esta tierra, ni a su gente, incluso cubierta de cenizas.

Reunió a los confundidos habitantes tras la caída del cielo
y se alzó contra ello con colmillos afilados.

Desde entonces, mantuvimos firme nuestra voluntad
y nos convertimos en Ciudadanos de Tenraku.

Y nuestra sangre, antes sin valor ni propósito,
se sentó en un nuevo trono y juró cargar con toda la responsabilidad.