Diario de Lily Everhart: entrada 1

Pals, esas extrañas criaturas.
Seres nobles que han apoyado a nuestra civilización desde la antigüedad.
De alta inteligencia, capacidad atlética y adaptabilidad.
Por no hablar de su apariencia adorable. Es inevitable rendirse ante la totalidad de sus encantos.
El ser humano, esa bestia salvaje.
No satisfecho con la prosperidad de su propia especie, domina y esclaviza a otras.
Partícipe de guerras igual de innecesarias que su consumo de carne y sus ansias de crecimiento sin límites.
De aspecto desagradable. Es inevitable detestar la totalidad de lo que representa.
Los humanos atrapan Pals y los usan para su propio beneficio.
Al encerrarlos en lo que se conoce como esfera Pal, se vuelven obedientes hacia su dueño.
Qué artilugio más abominable. Es la mayor lacra de esta civilización.
Los Pals y los humanos deberían haberse apoyado mutuamente desde siempre.
El vínculo entre nosotros no debería ser de amos y sirvientes, sino de armonía.
Alimentarse de Pals solo se puede calificar de afrenta contra lo divino.