Cuaderno de bitácora, día 2

Mientras exploraba a pie, encontré una esfera que emitía una peculiar luz azul.
La tiré accidentalmente y, entonces, una criatura que pasaba por allí cerca se convirtió en esa misma luz y, si no me engañaba la vista, fue absorbida por la esfera.
Tras recogerla con incredulidad, la criatura resurgió de la luz y me contempló con expresión afable.
A continuación, procedí a construirme una cabaña para protegerme de los elementos y me dio la impresión de que la criatura intentaba ayudarme.
Se agradece, la verdad. He decidido llamar a estas criaturas «Pal», porque refleja lo amistosas que son.
Y a la isla, en consonancia, la bautizaré como «Palápagos».